Cuando rezamos, cuando cantamos, cuando la fiesta es
un celebrar gozoso, es el día grande: Pentecostés.Cuando llevamos en nuestras manos un resplandor de luz.
En nuestros pechos vive y palpita el que murió en la cruz
Cuando queremos comprometernos en una misma fe,
una tarea, un compromiso, siempre es Pentecostés.
Cuando decimos sí a la Iglesia con plena lucidez,
soplan de nuevo vientos del cielo porque es Pentecostés.
Cuando los hijos ya van creciendo y dicen que quieren ser
miembros de Cristo y de su Iglesia, siempre es Pentecostés.
No nos separan lenguas ni razas, nuestra consigna es
ser en el mundo un testimonio porque es Pentecostés
Cuando la fuerza, que estaba oculta, vence con su poder,
nuestros temores, nuestro egoísmo, siempre es Pentecostés.
Cuando aceptamos ser levadura y llama que quiere arder,
nos vinculamos más a la Iglesia porque es Pentecostés.
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